Entrevistas que importan: las preguntas esenciales
- Natalia Alcaide
- 4 ago
- 3 Min. de lectura
La mayoría de CEOs y fundadores con los que he trabajado alguna vez me han confesado que odian entrevistar. No por falta de interés, sino porque sienten que es difícil ir más allá de la fachada. Me dicen: «Todas las personas se preparan, todas responden bien, pero luego no hay encaje». ¿Por qué ocurre esto?
Porque muchas entrevistas están mal enfocadas desde el principio.
Si solo preguntas por la experiencia previa, te estás perdiendo lo más importante: lo que la persona busca hoy, lo que necesita, cómo quiere trabajar y qué está dispuesta a aportar de verdad. Contratar bien no es solo un tema de habilidades, sino de encaje humano, mentalidad, realidad vital y visión compartida.
Hay preguntas que lo cambian todo. Preguntas que, bien formuladas, no solo te ayudan a detectar talento, sino también a evitar errores costosos. Como contratar a alguien que se irá en tres meses porque no entendió lo que le pedías. O como perder a alguien brillante porque tu proceso no le permitió mostrarse tal como es.
Una buena entrevista empieza con lo esencial: entender qué busca la persona y qué está dispuesta a dar.
Preguntas iniciales
¿Qué esperas de este trabajo, más allá del salario?
¿Qué tipo de impacto te gustaría ofrecer?
¿Qué necesitas que esta etapa profesional le enseñe o le transforme?
¿Qué trabajo necesitas en tu vida ahora mismo?
Son preguntas simples, pero revelan prioridades, valores y motivaciones. Si alguien solo habla de estabilidad, sabrás que no busca una startup cambiante. Si alguien habla de autonomía, sabrás que deberás confiarle el margen de decisión. Y si alguien menciona aprendizaje, propósito o reconocimiento, ya tienes pistas sobre lo que le motiva de verdad.
Preguntas de tipo relacional
¿Qué tipo de vínculo desea?
¿Un trabajo estable, una colaboración puntual, una opción a implicarse más a largo plazo?
¿Qué está dispuesta a dar, incluso cuando las cosas no salgan como esperaba?
Esta parte es clave. Muchas veces, el error está en prometer un tipo de relación que no se puede sostener, o en asumir que la otra parte quiere algo que no ha dicho. Entender el tipo de relación que ambas partes quieren construir evita desilusiones y acelera el compromiso mutuo.
Preguntas sobre nivel de autonomía
¿Prefiere recibir instrucciones claras o trabajar con total independencia?
¿Necesita un horario cerrado o busca flexibilidad?
¿Está dispuesta a cambiar de rol si el proyecto lo requiere?
¿Qué haría si su rol cambia radicalmente en seis meses?
Estas respuestas hablan directamente del nivel de madurez profesional y del tipo de liderazgo que deberás ejercer. También te dicen si esa persona tiene cintura ante el cambio o necesita entornos más predecibles.
Preguntas sobre diversidad y sesgos
¿Qué significa para esa persona trabajar en una empresa que apuesta por la diversidad?
¿Cómo ha vivido situaciones de inclusión o exclusión?
¿Qué espera del equipo?
¿Qué debería esta empresa no tolerar nunca?
Si no preguntamos, asumimos. Y asumir, en los procesos de selección, casi siempre nos lleva al sesgo. Estas preguntas no solo filtran mejor; también te ayudan a construir un equipo más consciente y coherente con tus valores.
Preguntas narrativas
¿Cuál ha sido su mayor contradicción profesional… y qué aprendió de ella?
¿En qué tipo de proyectos florece?
¿Y en cuáles se apaga?
Este tipo de preguntas genera reflexión y saca a la luz mucho más que datos: muestra carácter, autoconocimiento, honestidad emocional. Es en estos relatos donde descubres si hay capacidad de evolución o si la persona repite patrones sin cuestionarlos.
Preguntas finales de “match”
¿Qué tipo de liderazgo necesita para dar lo mejor de sí?
¿Qué debería ofrecerle esta empresa para que desee quedarse y crecer aquí?
¿Qué deberíamos saber sobre usted que no se ve en el currículum, pero lo cambia todo?
Recuerda, no se trata solo de evaluar, sino de conversar con honestidad .Deja espacio para escuchar. Deja espacio para lo humano. Ahí, entre lo que se dice y lo que se intuye, es donde realmente empieza una buena contratación.



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