El síndrome del fundador: cuando el rol de CEO ya no te encaja
- Natalia Alcaide
- 21 jul
- 2 Min. de lectura
Todo empieza con una idea. Un producto, un servicio, una intuición. Te apasiona lo que haces, eres bueno en ello, y poco a poco empiezas a construir una empresa. Sin darte cuenta, has pasado de crear a dirigir. Y ahí es donde muchas cosas empiezan a complicarse. Y suele aparecer, el síndrome del fundador. ¡Y es más común de lo que parece!
El salto del creador al gestor
Muchos fundadores lanzan una empresa porque son brillantes en algo técnico, creativo o comercial. Pero conforme crece el negocio, el día a día cambia: reuniones, finanzas, inversores, conflictos de equipo, decisiones difíciles, estrategia a largo plazo…
Lo que antes era pasión, ahora es gestión.
Y si no te gusta —o no estás preparado— para liderar personas, sostener presión externa o dejar de ser el centro del proyecto… el desgaste es inevitable.
¿Tengo el síndrome del fundador?
Sientes que ya no haces lo que te gusta: estás atrapado en Excel, reuniones y reportes.
Evitas decisiones importantes o las pospones por miedo a equivocarte.
No delegas porque “nadie lo hace como tú”, pero estás desbordado.
No tienes claro cuál es tu rol… y tues equipos lo notan (y mucho).
Te cuesta motivarte cada mañana. Ya no sabes para qué haces todo esto.
Si algo de esto te suena, no estás solo. Y no significa que no valgas como líder. Significa que quizás necesitas redefinir tu lugar en tu propia empresa.
¿Quiero controlar o crecer?
Crecer como empresa implica elegir: ¿quieres seguir siendo el centro, o quieres que tu proyecto crezca sin ti?
Puedes tener el control absoluto y mantenerte como figura central…o puedes crecer de verdad, soltar, fichar talento mejor que tú, dejar de ser imprescindible y permitir que la empresa evolucione sin girar en torno a tu ego.
Y tú...¿Qué quieres hacer?
Preguntas sobre tu síndrome del fundador:
Sé honesto contigo mismo: ¿disfrutas del rol que ocupas ahora? ¿O te estás obligando a encajar?
Redefine tu lugar: quizás ya no eres la mejor persona para ser CEO. Tal vez puedas ser CPO, asesor, presidente del consejo o simplemente accionista activo.
Rodearte de gente mejor que tú. Sí, mejores en lo suyo. Esto no te debilita. Te libera.
Vuelve al propósito: ¿para qué hiciste todo esto? Si solo era para vender, puede que el viaje se haya terminado. Pero si hay algo más profundo… aún queda camino.
Cuida tu salud mental y física: liderazgo sin energía es solo resistencia. Y nadie lidera bien desde la fatiga.
El síndrome del fundador no es una enfermedad. Es una señal. Una alerta de que el rol que ocupas quizás ya no es el que necesitas. Y que tu empresa —si es buena— puede y debe sobrevivir sin ti en el centro de todo.
Liderar también es saber retirarse a tiempo. O elegir un nuevo lugar desde el que sumar más… con menos peso.
"Uno de los mayores errores que cometen los fundadores es quedarse demasiado tiempo en el rol de CEO." Elad Gil
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